Comercio electrónico
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Con el objetivo de proteger la industria nacional y garantizar que las empresas extranjeras operen en igualdad de condiciones con las locales, el Gobierno de México ha implementado nuevas medidas fiscales para el comercio electrónico. A partir del 1 de enero de 2025, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de México exige que las plataformas extranjeras que prestan servicios digitales, como Shein y Temu, se inscriban en el Registro Federal de Contribuyentes y cumplan con las obligaciones fiscales correspondientes. Esta normativa afectará a gigantes del comercio electrónico y otros servicios, como Amazon, Uber y Airbnb, que hasta ahora habían estado exentos de cumplir con los mismos requisitos que las empresas mexicanas.
Viajemos en el tiempo y exploremos un poco la historia del comercio electrónico para entender las implicaciones de las nuevas regulaciones. Es útil mirar cómo ha evolucionado el comercio electrónico. A finales del siglo XIX, Estados Unidos fue pionero en la adopción de tecnologías que facilitaron las transacciones comerciales a distancia, como la venta por catálogo y los envíos por correo postal. A lo largo del siglo XX, el comercio se fue sofisticando con la llegada de herramientas como el telemarketing, los teléfonos y, finalmente, los ordenadores empresariales. En la década de los 70, los intercambios de datos electrónicos (IED) permitieron que las empresas procesaran operaciones a gran escala, primero en el ámbito B2B (Business to Business), antes de que llegaran las transacciones B2C (Business to Consumer) que conocemos hoy en día.
La nueva regulación de plataformas de comercio electrónico como Shein y Temu en México es solo un ejemplo de una tendencia global hacia una mayor fiscalización del sector. A medida que más países adoptan medidas similares, es probable que veamos un proceso de armonización internacional de las normativas fiscales en el comercio digital.
El comercio electrónico ha llegado para quedarse y, con ello, la necesidad de regularlo de manera justa y eficiente. Las nuevas políticas fiscales adoptadas por México son un paso hacia un sistema más equitativo y transparente, en el que tanto las empresas extranjeras como las locales contribuyan al desarrollo económico del país. Sin embargo, la clave estará en la cooperación internacional y la flexibilidad normativa para adaptarse a un comercio global en constante evolución.